AL ATARDECER
CAPÍTULO X
—Me
voy a poner como un toro de tanto subir aquí— le comentaba a Thor cuando
llegaban al lugar donde vio por primera vez la linterna —Aquí no veo nada.
Acerquémonos a la casa.
—Hola
Nel— le saludó Johanna, dándole un susto de muerte.
—Hola
guapa, perdona, estaba pensando en mis cosas y no te esperaba.
—Debería
ser muy interesante para no darte cuenta de mi presencia— le dijo Johanna
sonriendo.
—No,
en absoluto. Y me alegro mucho de tu presencia. Estaba pensando en las personas
que vivían aquí, aisladas del mundo, y con la imperiosa necesidad de ser
autosuficientes. Aunque en esa época estarían acostumbrados a andar más de lo
que lo hacemos ahora, y el pueblo esta aproximadamente a unos diez kilómetros.
Personalmente es una forma de vida que me atrae mucho. Cuantos días, semanas e
incluso meses estarían sin bajar al pueblo a por víveres. Me los imagino
realizando sus conservas, haciendo su propio pan, preparando las carnes para
guardarlas en el aceite donde eran cocinadas y en salazón. Cosechando heno para
alimentar a sus animales y frutas y hortalizas de invierno de su huerto para
ellos. Sinceramente, me gustaría vivir así, pero con matices. Mi furgoneta que
no me la quiten, y si puede ser el móvil e internet tampoco. Y a ti ¿Te gustaría
vivir así, aislada de la rutina, las prisas, el estrés?
—Ni
de coña, yo soy urbanita. Eso que tú deseas está muy bien pero solo para unos
días— le dijo Johanna mientras reía.
—Malamente
empezamos.
Rió
ella con esa sonrisa que le hacía a Nel parecer un bobalicón mientras la
observaba.
—
¿Bajamos? Mañana he de madrugar— le pidió Johanna.
—Vale—
respondió Nel iniciando el camino hacia la ermita.
—Johanna,
voy a saludar al pastor, estoy muy interesado en ver que me pueden contar de la
casa y de la familia.
—Vale,
yo me adelanto. Adiós, Nel.
—Adiós,
Johanna. ¿Mañana vendrás por aquí?
—No lo sé, depende como se me dé el día, si
escapo con tiempo nos vemos aquí.
—Hola,
buenas noches. Para la casa ya, ¿no?— le dijo Juan en forma de saludo.
—Ya
vamos a recogernos. Perdone que le entretenga un poco, pero hay algo por lo que
siento cierto interés ¿Usted conoció a las personas que vivían en la casa de
ahí arriba?— le dijo Nel señalando al lugar donde se encontraba la casa.
—No,
cuando yo nací, la casa ya estaba deshabitada. Pero si tiene mucha curiosidad,
mi padre sí los conocía. Posiblemente mañana suba conmigo.
—Muchas
gracias, si no le importa, mañana subiré a hablar con él. Por cierto, soy Nel.
Estoy alojado ahí enfrente, en las casas de Pepe.
—Tanto
gusto. Juan— le dijo mientras estrechaban sus manos.
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