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sábado, 30 de enero de 2021

AL ATARDECER // CAPÍTULO X

 

 

 

AL ATARDECER

CAPÍTULO X

 

—Me voy a poner como un toro de tanto subir aquí— le comentaba a Thor cuando llegaban al lugar donde vio por primera vez la linterna —Aquí no veo nada. Acerquémonos a la casa.

—Hola Nel— le saludó Johanna, dándole un susto de muerte.

—Hola guapa, perdona, estaba pensando en mis cosas y no te esperaba.

—Debería ser muy interesante para no darte cuenta de mi presencia— le dijo Johanna sonriendo.

—No, en absoluto. Y me alegro mucho de tu presencia. Estaba pensando en las personas que vivían aquí, aisladas del mundo, y con la imperiosa necesidad de ser autosuficientes. Aunque en esa época estarían acostumbrados a andar más de lo que lo hacemos ahora, y el pueblo esta aproximadamente a unos diez kilómetros. Personalmente es una forma de vida que me atrae mucho. Cuantos días, semanas e incluso meses estarían sin bajar al pueblo a por víveres. Me los imagino realizando sus conservas, haciendo su propio pan, preparando las carnes para guardarlas en el aceite donde eran cocinadas y en salazón. Cosechando heno para alimentar a sus animales y frutas y hortalizas de invierno de su huerto para ellos. Sinceramente, me gustaría vivir así, pero con matices. Mi furgoneta que no me la quiten, y si puede ser el móvil e internet tampoco. Y a ti ¿Te gustaría vivir así, aislada de la rutina, las prisas, el estrés?

—Ni de coña, yo soy urbanita. Eso que tú deseas está muy bien pero solo para unos días— le dijo Johanna mientras reía.

—Malamente empezamos.

Rió ella con esa sonrisa que le hacía a Nel parecer un bobalicón mientras la observaba.

— ¿Bajamos? Mañana he de madrugar— le pidió Johanna.

—Vale— respondió Nel iniciando el camino hacia la ermita.

—Johanna, voy a saludar al pastor, estoy muy interesado en ver que me pueden contar de la casa y de la familia.

—Vale, yo me adelanto. Adiós, Nel.

—Adiós, Johanna. ¿Mañana vendrás por aquí?

—No  lo sé, depende como se me dé el día, si escapo con tiempo nos vemos aquí.

—Hola, buenas noches. Para la casa ya, ¿no?— le dijo Juan en forma de saludo.

—Ya vamos a recogernos. Perdone que le entretenga un poco, pero hay algo por lo que siento cierto interés ¿Usted conoció a las personas que vivían en la casa de ahí arriba?— le dijo Nel señalando al lugar donde se encontraba la casa.

—No, cuando yo nací, la casa ya estaba deshabitada. Pero si tiene mucha curiosidad, mi padre sí los conocía. Posiblemente mañana suba conmigo.

—Muchas gracias, si no le importa, mañana subiré a hablar con él. Por cierto, soy Nel. Estoy alojado ahí enfrente, en las casas de Pepe.

—Tanto gusto. Juan— le dijo mientras estrechaban sus manos.

 

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