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sábado, 30 de enero de 2021

AL ATARDECER // CAPÍTULO VIII

 

 

AL ATARDECER

CAPÍTULO VIII

 

— ¡Hola María! ¿Qué tal?

—Hombre, el niño perdido y hallado en la montaña. Por aquí todo bien, y tú ¿cómo llevas tu introspección?, a ver si consigues aclararte y te vienes pronto.

—Pues la introspección no sé cómo va, pero me lo estoy pasando de fábula. Bueno anoche estuve a punto de atropellar a una chica, y hoy mientras daba un paseo la he vuelto a ver.

—Y el pueblo, ¿es tan bonito como te esperabas o te ha desilusionado?

—Ya lo creo. La mayoría de las casas son de piedra, como a mí me gusta. Y tiene muy pocos habitantes que como sabes es otro punto a su favor. Aunque si lo comparamos con la infinidad de aldeas que hay por aquí, es multitudinario.

— ¿Estás solo o hay gente en las otras casas?

—Estoy solo, si viene alguien será para pasar el fin de semana. Pepe me dijo que solo tenía dos fines de semana alquilados. Así que prácticamente estamos solos. Bueno entre comillas. Parece ser que hay unos gamberretes, que deben de tener una copia de la llave, y de vez en cuando me hacen alguna trastada. Pero esta noche tienen una sorpresa preparada.

— ¿Se lo has dicho al dueño de la casa?

—Sí. Pepe dice que no es normal, y que no hay chavales en el pueblo ni por la zona, que se dediquen a hacer esas tonterías. Se lo ha comunicado a la guardia civil y agentes de medio ambiente.

—No te vayas a pasar con ellos, que tú eres más burro que un arao. Posiblemente solo sea un poco de ganas de broma.

—No, solo voy a poner el portátil para que grabe toda la noche por si deciden venir hoy. Y si los pillo pues que Pepe haga lo que deba, al fin y al cabo el negocio es suyo.

—Bueno, yo sé que tú tienes buen criterio y acertarás en la decisión de lo que hacer con lo que grabes. Te dejo que necesito hacer unas cositas antes de ir a la cama. Luego me cuentas. Cuídate mucho.

—Lo haré cariño. Descansa y que tengas dulces sueños.

Como le dijo a María, después de cenar y fumar un par de cigarrillos en la puerta con una manta sobre los hombros, dejó su portátil grabando, tapando con cinta aislante negra todos los pilotos que lo pudieran delatar.

 

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