ATARDECER
CAPÍTULO VI
—Buenos
días Pepe.
—Hola
Nel ¿Cómo va su estancia? ¿Está disfrutando del lugar?
—Pues
la verdad Pepe es que estoy muy a gusto. Pero hay algo que quería comentarle.
Esta madrugada ha habido alguien aquí, bueno la verdad es que solo oí una voz
que llamaba a otra persona y un golpe fuerte. Cuando llegué a la puerta no vi a
nadie y me encontré con la barbacoa tumbada.
—Es
raro eso que me cuenta. Las casas están vacías, siendo usted el único que está
aquí. Puede ser que haya sido alguien de paso.
—Hombre
Pepe, de paso no creo, eran casi las cuatro de la mañana.
—No
sé, es muy raro. Pero si vuelven a molestarlo me lo dice.
—De
acuerdo Pepe, ahora nos marchamos que vamos a ir a pasar el día en Lugo. Quiero
ver la muralla y la parte vieja de la ciudad.
—Es
muy bonita y está muy bien conservada. Verá como le gusta.
De
regreso ya para su morada, se dio cuenta
de que el atardecer se había realizado de manera brusca, envolviéndolo todo en
tonos grises, cuando comenzó el tramo final hasta llegar a ella. Observó que
ese anochecer tan prematuro se debía a la gran cantidad de árboles que había,
entrelazándose unos con otros, creando la mayor bóveda natural que el
recordaba.
¡Joder!
Que susto —Gritó Nel mientras pisaba a fondo el pedal de freno de su coche.
—¿Se
encuentra bien?— Le pregunto.
—Sí.
—Perdone
si la he asustado, ha sido todo tan rápido, creía que la arroyaba.
—Ha
sido culpa mía, no debía de haber cruzado tan cerca de la curva.
—
¿Necesita que la acompañe a su casa?, es ya muy tarde.
—Gracias,
pero vienen a recogerme, he decidido caminar para acortar camino.
—Si
me promete que no necesita nada sigo mi camino.
—Gracias,
estoy bien y llegarán pronto.
Iniciaba
su camino cuando volvió a parar, asomando su cabeza por la ventanilla —Perdona,
me llamo Nel, estoy en la casa de Pepe, si necesitas algo no dudes en pasarte.
—Yo,
Johanna. Gracias.
—Adiós,
Johanna.
—Qué
guapa es —le dijo a Thor iniciando el tramo final hasta llegar a casa.
—Pasa
guapo que estoy deseando pillar el sofá— le ordenaba mientras abría la puerta.
Thor
quedó parado ante la puerta, con sus orejas dirigidas hacia delante y su trufa
olfateando nerviosamente. Al mirar Nel el interior se volvió hacia él.
—
¡Vamos a ver! ¡Vamos a ver! Esto ya sí que no me cuadra ¿Cuándo cojones hemos
encendido nosotros las velas de la mesa? —Miró el lugar donde guardaba la
cámara fotográfica y el portátil, encontrándolos como él los había dejado. Pero
no la maleta, que estaba tirada y con la ropa por el suelo.
—
¿Puede ser que hayan entrado a robar, Thor? Aunque si fuese así, carece de
lógica, no echo nada en falta y no creo que ningún chorizo se pare a encender
unas velas. Las ventanas y la puerta estaban cerradas, por lo que si alguien
hubiera entrado, solo podría salir por la que entró. Cosa que es imposible
porque solo se pueden cerrar desde dentro. Lo que nos deja una única
posibilidad, y es que hubiese accedido al interior por la puerta, con una copia
de las llaves.
Mañana
quiero hablar con Pepe para preguntarle si han sido ellos. Se quedó fumando un
cigarro en la puerta, aprovechando el frescor de la noche, que después del
verano tan caluroso y largo, era algo que le hacía sentirse muy bien antes de
ir a dormir.
—Sihhhh
caya Thor. Escucha— le dijo mientras se acercaba a la ventana sin dar la luz.
—
¿Lo has oído? Es la misma voz y la misma llamada que la noche anterior.
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