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sábado, 30 de enero de 2021

AL ATARDECER // CAPÍTULO IX

 

 

AL ATARDECER

CAPÍTULO IX

 

— ¡Thor despierta! ¡Están abajo!— Le dijo Nel, sin percatarse de que ya estaba al principio de las escaleras con el lomo erizado, el rabo entre las piernas y emitiendo un ruido que no llegaba a ser gruñido, sino al contrario, un signo de miedo.

—No tengas miedo campeón, acompáñame y vemos que gracieta han hecho esta noche. No creo que hayan sido tan inteligentes de ver que el portátil estaba grabando. Y mañana serán ellos los que se lleven el susto.

Cuando llegaron abajo, vieron que las velas, como cada noche, estaban encendidas. Velozmente se fue a la ventana, y asomándose todo lo que podía, no consiguió ver nada, excepto la pequeña luz de la linterna a la altura de la ermita, que seguía su ascendencia de una manera tan rápida que no podía ser una persona por mucho que pudiera correr.

—Esto ya es mucha casualidad— Le decía a Thor —Lo que pasa aquí en la casa, de alguna manera está vinculado con el de la linternita. Pero por otra parte, no conozco ninguna persona que pueda ser tan veloz, en la noche, en un lugar tan accidentado como este y con la luz de una linterna.

Mirando a su alrededor vio que aparte de las velas encendidas, estaban tirados en el suelo los diferentes folletos informativos de los lugares para visitar. Pero llamó su atención que no estaban dispersados por todo el piso, sino todo lo contrario, agrupados en mitad de la habitación. Tomó una fotografía para verla con más detalle, no le convencían que hubiesen quedado en esa posición fruto de una caída fortuita.

Preparó su café y su primer cigarrillo, parsimoniosamente, sabiendo que pronto tendría solucionado e identificados a los creadores y ejecutores de una situación tan absurda como estresante, cuando se dio cuenta de que la habitación estaba impregnada de un agradable aroma a jazmines o dama de noche, creyó identificar.

—Oye Thor, después de tantos días aquí, aun no me había dado cuenta del agradable aroma que hay en la casa. Fuera debe de haber un jazmín o una dama de noche, y el aroma debe de haber penetrado cuando he abierto la ventana. 

—Vamos a visionar la grabación en la última hora que ha sido más o menos cuando nos han despertado.

Estaba contemplando la grabación, en la que no había nada, solo una imagen iluminada por la poca luz que entraba de las farolas del exterior. Cuando de repente observó que el portátil estaba girando, lo que demostraba que habían estado dentro. Quedando con la boca abierta cuando vio que las dos velas se encendían a la vez sin que ninguna llama se le acercase. La detuvo y la retrasó en varias ocasiones, sin dar explicación a como se habían encendido las velas. Siguió viendo la grabación, cuando vio pasar por la ventana una sombra, clara y con la sensación de que estaba iluminada por una luz diferente a la que emanaban las farolas.

—Dios campeón, se me han puesto los pelos de punta. Eso no es normal. Aunque es imposible que sea lo que me estoy imaginando, no puede ser, me niego a creer que esto me pueda suceder a mí.

Le vamos a mandar el video a María, necesito que sea visionado por una persona que no sea tan sugestiva como yo y no haya estado sometida a los acontecimientos de las noches pasadas. Y tampoco me encaja que las dos velas prendieran a la vez, para eso se necesitaría dos personas muy bien sincronizadas, y no ver ninguna llama que se acerque, ni chispas saltando, tampoco se aprecia que las velas estuvieran ocultas por algo que al retirarlo aparecieran encendidas. Observa como en ningún momento desaparecen las velas de la imagen.

Y qué me dices de la velocidad con la que subía el de la linterna, no se dé ninguna persona que pueda correr tan deprisa por un terreno con esas características. ¡A no ser¡ que la linterna no la porte una persona, sino que la lleve un congénere tuyo. Pero no me hagas caso porque eso sí que es absurdo, luego subiremos otra vez.

 

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