AL ATARDECER
CAPÍTULO IX
—
¡Thor despierta! ¡Están abajo!— Le dijo Nel, sin percatarse de que ya estaba al
principio de las escaleras con el lomo erizado, el rabo entre las piernas y
emitiendo un ruido que no llegaba a ser gruñido, sino al contrario, un signo de
miedo.
—No
tengas miedo campeón, acompáñame y vemos que gracieta han hecho esta noche. No
creo que hayan sido tan inteligentes de ver que el portátil estaba grabando. Y
mañana serán ellos los que se lleven el susto.
Cuando
llegaron abajo, vieron que las velas, como cada noche, estaban encendidas.
Velozmente se fue a la ventana, y asomándose todo lo que podía, no consiguió
ver nada, excepto la pequeña luz de la linterna a la altura de la ermita, que
seguía su ascendencia de una manera tan rápida que no podía ser una persona por
mucho que pudiera correr.
—Esto
ya es mucha casualidad— Le decía a Thor —Lo que pasa aquí en la casa, de alguna
manera está vinculado con el de la linternita. Pero por otra parte, no conozco
ninguna persona que pueda ser tan veloz, en la noche, en un lugar tan
accidentado como este y con la luz de una linterna.
Mirando
a su alrededor vio que aparte de las velas encendidas, estaban tirados en el
suelo los diferentes folletos informativos de los lugares para visitar. Pero
llamó su atención que no estaban dispersados por todo el piso, sino todo lo
contrario, agrupados en mitad de la habitación. Tomó una fotografía para verla
con más detalle, no le convencían que hubiesen quedado en esa posición fruto de
una caída fortuita.
Preparó
su café y su primer cigarrillo, parsimoniosamente, sabiendo que pronto tendría
solucionado e identificados a los creadores y ejecutores de una situación tan
absurda como estresante, cuando se dio cuenta de que la habitación estaba
impregnada de un agradable aroma a jazmines o dama de noche, creyó identificar.
—Oye
Thor, después de tantos días aquí, aun no me había dado cuenta del agradable
aroma que hay en la casa. Fuera debe de haber un jazmín o una dama de noche, y
el aroma debe de haber penetrado cuando he abierto la ventana.
—Vamos
a visionar la grabación en la última hora que ha sido más o menos cuando nos
han despertado.
Estaba
contemplando la grabación, en la que no había nada, solo una imagen iluminada
por la poca luz que entraba de las farolas del exterior. Cuando de repente
observó que el portátil estaba girando, lo que demostraba que habían estado
dentro. Quedando con la boca abierta cuando vio que las dos velas se encendían
a la vez sin que ninguna llama se le acercase. La detuvo y la retrasó en varias
ocasiones, sin dar explicación a como se habían encendido las velas. Siguió
viendo la grabación, cuando vio pasar por la ventana una sombra, clara y con la
sensación de que estaba iluminada por una luz diferente a la que emanaban las
farolas.
—Dios
campeón, se me han puesto los pelos de punta. Eso no es normal. Aunque es
imposible que sea lo que me estoy imaginando, no puede ser, me niego a creer
que esto me pueda suceder a mí.
Le
vamos a mandar el video a María, necesito que sea visionado por una persona que
no sea tan sugestiva como yo y no haya estado sometida a los acontecimientos de
las noches pasadas. Y tampoco me encaja que las dos velas prendieran a la vez,
para eso se necesitaría dos personas muy bien sincronizadas, y no ver ninguna
llama que se acerque, ni chispas saltando, tampoco se aprecia que las velas
estuvieran ocultas por algo que al retirarlo aparecieran encendidas. Observa
como en ningún momento desaparecen las velas de la imagen.
Y
qué me dices de la velocidad con la que subía el de la linterna, no se dé
ninguna persona que pueda correr tan deprisa por un terreno con esas
características. ¡A no ser¡ que la linterna no la porte una persona, sino que
la lleve un congénere tuyo. Pero no me hagas caso porque eso sí que es absurdo,
luego subiremos otra vez.
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